En 2024 se registró un concierto cada 137 segundos en territorio británico, según datos de la patronal LIVE, que analizó unos 55.000 eventos. El gasto de los consumidores ascendió a £6.680 millones (un aumento interanual del 9,5%), superando en un 28,2% las cifras de 2022 y en más de £2.000 millones los niveles previos a la pandemia de 2019. Además, los conciertos representaron el 75,3% del gasto total en música en vivo (incremento del 12,2%), mientras que el crecimiento en festivales fue solo del 1,9%.
El Reino Unido también recibió en 2024 un récord de 23,5 millones de “turistas musicales” –entre nacionales e internacionales– cuyo desembolso combinado directo e indirecto alcanzó los £10.000 millones. Más de 234.000 personas trabajaron en el sector, en su mayoría bajo contratos freelance o temporales. Sin embargo, estas cifras brillan frente a la crisis que continúa afectando al circuito emergente: más de una cuarta parte de los locales nocturnos independientes han desaparecido desde 2020, y los festivales de pequeño y medio formato enfrentan costes crecientes que ponen en peligro su viabilidad.